Hundimiento del Crucero ARA Gral. Belgrano
Diez minutos más tarde, la escora era de 21 grados. El comandante decidió que no se podía hacer otra cosa que dar la orden de abandonar el barco.
Se lanzaron 70 balsas autoinflables, que podían contener veinte hombres cada una.
El Belgrano se dio vuelta y se hundió una hora después de haber sido tocado.
Al llegar la noche se levantó viento y el mar empeoró. Las ráfagas alcanzaban casi los 100 kms. por hora y las olas los 5 metros de altura.
Algunos botes iban sobrecargados, llevando hasta 30 hombres.
Varios de los náufragos sufrían graves quemaduras, ya que nadie, de hecho, llevaba máscaras o guantes " antiflash " en el momento del torpedeamiento.
La criminalidad del hundimiento del Belgrano ha sido reconocida hasta por los británicos, y aceptan que la decisión de su hundimiento estuvo más ligada a una cuestión política que a una necesidad militar, por cuanto el Crucero Gral. Belgrano no representaba ningún tipo de peligro para las fuerzas de tareas británicas.
La Primer Ministro británica, habría ordenado su hundimiento para obstaculizar las negociaciones de paz, ya que la Junta Militar, habría estado deliberando seriamente la aceptación de la propuesta del Presidente Belaunde Terry, más aún, según fuentes bien informadas, el gobierno inglés al enterarse de la aceptación de la paz por parte de la Junta Militar, habría decidido su hundimiento con la finalidad de prolongar la guerra.
HORA 16:00
Continuaba el fuerte viento y el pronóstico meteorológico era malo para las 12 hs siguientes.
El rumbo era Oeste para llegar al área asignada, donde debían esperar nuevas órdenes.
HORA 16:01
Fue en este momento cuando el buque se sacudió violentamente. Una poderosa explosión seguida del cese inmediato de energía e iluminación paralizó a los 1093 tripulantes. Y cuando parecía que el buque se elevaba por el aire, se produjo una segunda explosión proveniente de popa, las consecuencias del primer impacto se vieron claramente desde el puente de comando cuando al caer la gran columna de agua, hierros y maderas, se descubrió la falta de 15 metros de buque.
Quienes estaban en el comedor vieron que por un gran boquete abierto en el piso avanzó una bola de fuego. Los atravesados por ese aire abrasador, sufrieron quemaduras en partes del cuerpo no cubiertas y las medias de nailon agravaron las consecuencias al derretirse sobre la piel. La reacción instintiva de cubrir la cara con las manos, evitó quemadura en los ojos. No así en el cabello, en orejas y en el dorso de las manos.
Inmediatamente comenzó la inclinación a babor y un penetrante olor acre inundó el aire. Cesó la fuerza motriz y se apagaron las luces. La generación eléctrica de emergencia se inutilizó.
Al estallar el primer torpedo en la sala de máquinas de popa -uno de los compartimientos más grandes del buque- se destruyeron todos los sistemas alternativos de emergencia.
HORA 16:15
Quedó demostrado que no fueron pocos los que bajaron varias veces a las cubiertas inferiores, para prestar ayuda o buscar a alguien. Nadie posible de ser socorrido quedó sin asistencia. Por el contrario, algunos dieron la vida por ofrecer esa maravillosa ayuda.
No es fácil cumplir reglamentos, cuando la emergencia puede obnubilar la mente.
HORA 16:20
El crucero pareció comprender que ya nada podía hacer por los hombres que tanto lo admiraban y como distendiendo sus músculos de acero, siguió recostándose. La situación tendió a agravarse y se llegó al punto de no retorno. Sólo faltaba la orden del comandante para abandonar el buque. La información que recibía el comandante de los hombres de control de averías, sobre la progresión de la inclinación y apopamiento del buque, le habían permitido demorar la órden de abandono durante un lapso que fue aprovechado para permitir desalojar el interior del buque y a los sanos ayudar a los heridos; mientras tanto los tripulantes se organizaron en los puestos de abandono tal como lo practicaron en tantos zafarranchos, sólo que ahora podría sobrevenir la órden del comandante para iniciar el abandono real.
Los que estaban en la cubierta superior ignoraban en ese momento cuántos habían quedado en el interior, pero lo que nadie podía dudar era que los ausentes ya no estaban con vida, dado el nivel de inundación.
Tanto para dar como para recibir ayuda, poco importó
el cargo, grado o edad.
HORA 16:23
Las balsas de babor estaban a nivel de la borda y los heridos graves se agruparon en ese lado para facilitar el transbordo. Las balsas de estribor estaban estacionadas a varios metros abajo de la borda.
Después de la tensa espera no se dio el milagro esperado y ya no quedó alternativa posible. Paradójicamente, la rápida inundación evitó que los incendios afectaran las santabárbaras y complicaran más la situación.
Con palabras que seguramente ningún marino desearía pronunciar jamás, el comandante ordenó ¡Abandonar el buque!.
HORA 16:35
La popa sumergida y la gran escora, anunciaban una vuelta campana del buque que podría formar un vacío y arrastrar al fondo del mar las balsas más cercanas. Ese riesgo aumentaba minuto a minuto.
Gruesos chorros de vapor escapaban por las aberturas y muchos escucharon explosiones, posiblemente por el contacto del hierro caliente con los 0ºC de temperatura del agua de mar.
El lapso que una persona podía permanecer con vida en esas aguas no pasaba de 5 minutos.
HORA 16:40
Cuando ya nada quedaba por hacer a bordo, ni por los hombres ni por el buque, el comandante se arrojó al agua. Previo a ello lo hizo un suboficial, que permaneció con el comandante hasta el último momento. Ambos nadaron hasta un grupo de balsas, que los aguardaban con el riesgo de ser absorbidas por el gran vacío que produciría el crucero al hundirse.
En el Crucero ARA General Belgrano o en el mar, quedaban sólo los cuerpos de los que ya no tenían ninguna necesidad temporal.
HORA 16:50
La escora de 60º prenunciaba el hundimiento. Un denso humo blanco saliendo del interior aumentó el dramático momento que se avecinaba. El rápido avance del anochecer y la disminución de visibilidad ayudaban a ocultar el fin de un gran buque.
Ya nadie fuera de las balsas quedaba con vida. Las preocupaciones y problemas comenzaron a estar confinados dentro de cada pequeño recinto. La evolución de los heridos graves pasaba a convertirse en un desafío para quienes compartirían las horas futuras.
Muchos ojos de esos hombres se nublaron por lágrimas de rabia, emoción, impotencia, tristeza o tributo al ser testigos de los minutos finales del ARA General Belgrano.
¡ La proa fue el último adiós !
DIA 2 de MAYO. HORA 17:00
La nobleza en la vida de este gran buque, también estuvo presente en ese instante.
Esperó que se completara el abandono y cuando las 9.000 toneladas de agua que embarcó en 60 minutos lo tumbaron definitivamente,
giró con suavidad hacia las profundidades sin afectar ninguna de las balsas que lo rodeaban.
Documental El Belgrano Vive .
La historia del Hundimiento de Crucero Gral. Belgrano. Canal 7 Argentina
Han pasado 25 años.
Como argentino siento orgullo de los 1.093 héroes del Crucero General Belgrano.
LAS MALVINAS SON ARGENTINAS